Friday, March 31, 2006

La BAÑISTA

La bañista






Muchas voces repercutían como si vivieran metidas dentro de la caja de Pandora del cerebro de Thyra, hacían eco por leguas entre lo que aun sobrevivía de las neuronas que le quedaban después de una dosis de choques eléctricos en aldeas de rehabilitación de antaño, escuchaba las voces entre cada hermoso día que pasaba, porque luego, se asociaban estas en las noches a susurrar en el inconsciente de Thyra sueñitos entre sabanas abstractas y surrealistas desconocidas.

Muchas veces las voces le contaban a ella historias en forma de comics tan irreales sobre asuntos y cuentos que de verdad no estaban entre ningún plano y en ninguna existencia. Thyra vivía por consiguiente en forma instintiva el experimento de ser parte de una creación “imperfecta” de los dioses. La parte positiva de esto, es que le enseñaba a Thyra, o al menos le manifestaba aquellas agudezas indeseadas a las que había estado amarrada con tanto añico durante los últimos años, a ver si se deshacía de una vez por todas del alacrán karmatico al que estaba atada en vida.
Por ejemplo, se encontró en una noche antes de irse a dormir, que tenía un problemita con sus vecinos y familiares donde vivía: observo el reflejo en el espejo artesanal, de su ojo izquierdo temblando nerviosamente dentro de la óptica de una célula cerebral, causado por el hecho de estar cerca del aura de algún humano. Descubrió esa noche que esa, como fobia, le estaba causando un malestar no solamente en su sistema nervioso, sino que se contradecía con lo que estaba tratando de aprender: Aprender a Amar usando el Corazón, eliminando las voces del plexo solar.

Que difícil y que complicado es cultivarse a amar, pensaba Thyra, escuchaba esas voces que le contaban sobre lo difícil de su amar, y de lo apretujado en como contraía ella su alma entre el espíritu como remangada en dolores que no poseían una causa que fuera fácil de curar, cuando en realidad lo único que tenía que hacer era dejar que todo se fuera desarrollando en su curso natural, y ella, se supone que no debería intervenir en ningún momento para alterar el vaivén de unos hechos que se ya se daban, y… cuando se diera el caso de enfrentar una de sus realidades de perdón, pues que simplemente perdonara, es tan complicado el perdonar?, para Thyra en esa noche aun lo era.
Vivía Thyra en casa de María D. la mexicana que conoció a Fidel en Cuba, le alquilaba un cuartico amplio, con buena luz y con una ventana tan ancha como la pared del ático donde dormía. Junto a esa ventana, había colocado un colchón, para poder ver desde su aletargada locha, las montañas del monte Hood que la observaban desde la distancia. Pensaba ella que de esa forma, podría compartir también con la lluvia instantes más cercanos juntos. Así era Thyra, le gustaba tener un parche que estuviera de alguna forma conectado a la naturaleza y a la luz.
La lluvia, la acompañaba cuando escribía poemas, era una poetiza de aquellas que solo conocen sus amigos que no dicen nada, era la poeta de la lluvia abstracta.












Labels: , , , , , ,

0 Comments:

Post a Comment

<< Home